Llevaba un tiempo queriendo leer un libro de mi admirado Francisco Mora (doctor en medicina y neurociencia) llamado "¿Se puede retrasar el envejecimiento del cerebro? 12 claves" (Alianza editorial).
El tema central del escrito me pareció muy relevante e interesante, ya que después de leer a otros autores como Jesús Guillén, David Bueno o Begoña Ibarrola, tengo claros varios conceptos relativos al funcionamiento de nuestro cerebro y qué actividades y tareas podemos realizar para estimularlo y sacar un mejor rendimiento del mismo.
Evidentemente que a lo largo de nuestra vida hay un momento en que nuestro cerebro empieza a perder cierta funcionalidad, la pregunta que nos ocupa aquí tiene una sencilla respuesta, SI que podemos retrasar ese deterioro, la clave va a ser llevar a cabo un estilo de vida diferente, de tal manera que podamos optimizar el rendimiento y desarrollo de nuestro cerebro y lo que para mi es más importante, envejecer de una manera más plena y con una mejor calidad de vida.
El cerebro no envejece por la muerte de las neuronas que en él tenemos, más bien se producen cambios morfológicos y funcionales que empeoran su desempeño, sobre todo disminuyen las conexiones sinápticas de esas neuronas en determinadas zonas que ya no se utilizan tanto, y es que como dice Francisco Mora nuestro cerebro sigue siempre la siguiente máxima:
- "LO QUE NO SE USA, SE PIERDE"
Hacer ejercicio mental es aprender y memorizar algo nuevo, por ello el autor nos recomienda tareas tales como aprender un idioma nuevo o aprender a tocar un instrumento musical. Hay un concepto importante que es el de la plasticidad cerebral, nuestro cerebro es capaz de aprender durante toda la vida, por ello debemos ofrecerle retos nuevos que nos saquen de nuestra zona de confort. Realizar tareas que ya dominamos de manera repetida tales como sumar, hacer sudokus o crucigramas es positivo, pero debemos ir más allá y trabajar contenidos novedosos, desde luego la tarea de aprender un idioma es la ideal, tengamos la edad que tengamos.
4. VIAJAR MUCHO.
Está en relación a lo dicho anteriormente, si no salimos de nuestro contexto habitual, nuestro cerebro no trabaja, o lo hace poco. El hecho de viajar hace que veamos lugares nuevos, tratemos con personas desconocidas..., estamos obligando a nuestro cerebro a aprender y memorizar, por tanto le obligamos a trabajar y actualizarse.
5. NO VIVIR SOLO.
En muchas ocasiones he leído que el hombre es un animal social, y como tal precisa del contacto con los demás y una interacción constante. El hecho de mantener unas adecuadas relaciones sociales repercute en nuestra salud mental, al contrario, la soledad, las malas relaciones sociales genera un estrés crónico en la persona repercutiendo de manera negativa en su salud y calidad de vida. Se ha comprobado científicamente como las interacciones sociales protegen al individuo de demencias tipo Alzheimer.
6. ADAPTARSE A LOS CAMBIOS SOCIALES.
Esta adaptación significa que nos debemos enfrentar constantemente a lo nuevo, a los cambios que se vayan produciendo para así no sentirnos aislados del mundo y de la sociedad en la que vivimos. Por ejemplo, en la actualidad es fundamental que nos embarquemos en todo lo que significa el mudo digital, es muy importante que nuestros mayores no tengan miedo a utilizar las herramientas digitales, aprender y memorizar, siempre es lo mismo.
7. VIVIR CON MENOS ESTRÉS.
En ocasiones vivimos inmersos en un estilo de vida estresante, donde todo transcurre a una velocidad demasiado acelerada, donde tenemos la sensación de no llegar nunca a nada creando un estado físico y mental agotador. Desde luego está más que demostrado los perjuicios que tiene este ritmo de vida en el funcionamiento de nuestro cuerpo en general y de nuestro cerebro en particular. Hacer ejercicio físico, mantener buenas interacciones sociales..., son claves también para reducir ese estrés crónico que en muchas ocasiones padecemos.
8. NO FUMAR.
No me voy a parar mucho en este punto, es evidente y conocido los efectos negativos que puede tener el consumo de tabaco en la salud de las personas. Lo que me parece interesante es que a pesar de haber fumado durante la juventud, el hecho de dejar de fumar en edades avanzadas repercute positivamente en el funcionamiento de nuestro cerebro, por tanto nunca es tarde para dejarlo.
9. DORMIR BIEN.
Otro aspecto lógico es el hecho de tener un sueño bueno y reparados. Durante el sueño segregamos una hormona llamada melatonina que es fundamental para el funcionamiento de nuestro cerebro. La segregación de esta hormona es muy sensible a la luz ambiental, por ello lograr dormir con la luz totalmente apagada, sin ningún tipo de estímulo visual es muy importante para que esta hormona haga su trabajo y podamos tener un sueño más profundo y reparador.
10. EVITAR EL APAGÓN EMOCIONAL.
Como decía Begoña Ibarrola en si libro "Aprendizaje emocionante", la emoción es el motor de nuestro cerebro, es la motivación que nos mueve a hacer cosas. Muchas personas mayores pierden esas ganas de hacer cosas, no quieren levantarse, prefieren no salir de casa, como dice Mora, comienzan a "apagarse". Por tanto debemos buscar nuevos retos, incentivos, mantener nuestras redes sociales, aprender cosas nuevas, que siempre tengamos una excusa para hacer y movernos.
11. DAR SENTIDO A LA VIDA CON AGRADECIMIENTO.
Ser agradecidos es un gesto muy hermoso, en este caso hablamos del hecho de devolver a los demás aquello que tenemos, nuestro tiempo, sentirnos útiles y ayudar a los demás, y esto es más importante cuando somos más mayores.
12. ALCANZAR LA FELICIDAD EN LAS PEQUEÑAS COSAS.
Cuando somos mayores ya hemos alcanzado muchos de los mayores placeres físicos y materiales a lo largo de la vida, por ello debemos dar más importancia a las pequeñas cosas que la vida nos ofrece, una sonrisa, un abrazo, una charla..., esa es la felicidad plena.
Espero que os haya gustado.
Nos seguimos acompañando.