En los últimos años ha irrumpido en el mundo de la educación una nueva "moda" o tendencia, es la aportación de la neurociencia al estudio de los procesos de aprendizaje, lo que hoy en día llamamos neuroeducación.
Evidentemente, los grandes avances en la tecnología nos han permitido conocer los mecanismos que regulan el funcionamiento de nuestro cerebro, que nos ha permitido conocerlo no solo anatómicamente sino funcionalmente. Aquí está la importancia de estos hallazgos, que seamos capaces de comprender cómo funciona nuestro cerebro y sobre todo qué prácticas podemos llevar a cabo para que pongamos en liza todo su potencial.
Antes de empezar a desgranar la entrada de hoy, recomiendo un libro y una autora muy interesante, Marta Portero Tresserra, psicóloga, experta en neurociencia y procesos de aprendizaje. Destacamos su publicación "10 ideas clave Neurociencia y educación. Aportaciones para el aula" Editorial Grao.
1. ES MUY IMPORTANTE QUE EL ALUMNO FORME MEMORIAS DE AQUELLO QUE APRENDE.
La memoria es la huella del aprendizaje, el objetivo de todo maestro es que el alumno sea capaz de formar memorias estables y duraderas.
Tenemos que tener claro que a nuestro alrededor hay una gran cantidad de estímulos y de información disponible, a la cual accedemos a través de los diferentes canales sensoriales.
Una práctica aconsejable es que cuando facilitamos la información a los alumnos, utilicemos el mayor número posible de canales sensoriales, por ejemplo, que utilicemos la presentación visual, apoyándola con un discurso oral y además permitiendo que el niño pueda manipular. De esta manera, aseguramos mucho más la transmisión de la información al alumnado.
Ese flujo de estímulos, de información que facilitamos al alumnado, pasa a un tipo de memoria que llamamos MEMORIA DE TRABAJO. Esta memoria va a ser muy importante en el proceso de retención y manejo de información, es una función ejecutiva clave de nuestro cerebro. Mucha de la información que llega a este tipo de memoria se pierde y olvida, pero otra pasa a nuestra MEMORIA A LARGO PLAZO (MLP), donde se produce una consolidación de la información en la memoria.
Cuando evocamos una información de la MLP la llevamos nuevamente a nuestra memoria de trabajo, formándose un circuito constante y permanente.
Para formar esas huellas estables en nuestra memoria, las dos ideas siguientes van a ser fundamentales, por un lado la importancia de realizar aprendizajes significativos en los alumnos y por otro el papel de la evaluación, a través de tareas tales como las prácticas distribuidas que veremos más adelante.
2. MOVILIZAR LOS CONOCIMIENTOS PREVIOS PARA LLEGAR A REALIZAR APRENDIZAJES SIGNIFICATIVOS.
La base del aprendizaje significativo es cuando el alumno es capaz de relacionar la nueva información con los conocimientos ya almacenados, es decir los conocimientos previos.
Por ello, una buena práctica docente nos tiene que llevar a movilizar los conocimientos previos de los alumnos, a ponerlos de manifiesto, no solo para el maestro, sino también para que el alumno sea consciente de su propio bagaje. El hecho de tener este conocimiento nos ayuda a predecir el rendimiento del alumnado y a modificar mis prácticas en el aula, tomando una serie de medidas que ajusten mejor a la respuesta educativa del niño.
La manera de movilizar y poner de manifiesto estos conocimientos previos es muy sencilla, la idea es preguntarnos los siguiente:
- ¿Qué sabemos sobre este tema?
- ¿Qué dudamos?
- ¿Qué nos falta saber?
- ¿Qué recordamos?
- ¿Con qué lo podemos relacionar?
- Utilización de flashcards.
- ¿Qué ideas clave recuerdas de la última clase?
- Enumera 3 ideas importantes sobre el tema.
- Explica a tus compañeros una idea trabajada durante la semana pasada.
- Escribe todo lo que sabes sobre...
- Utilizar imágenes para evocar ideas.
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