sábado, 30 de enero de 2021

ESCALERA DEL PENSAMIENTO: ¿Y SI PARAMOS A PENSAR UN MOMENTO?

 Vivimos rápido, sin freno, a un ritmo vertiginoso, tanto en el ámbito personal como académico. Entramos en una rutina de día a día en el que en muchas ocasiones pienso si saboreamos todo lo que hacemos, parece que la vida es un servicio de comida rápida en el que vamos consumiendo de manera compulsiva sin parar a pensar realmente en lo que hacemos y cómo lo hacemos.

Esa es la impresión que también tengo cuando observo el desempeño de nuestros niños y niñas en las aulas de los centros, me da igual la etapa educativa ya que lo he podido comprobar tanto con los más pequeños de infantil, como en primaria y secundaria.

Robert Swartz en sus libros "Aprendizaje basado en el pensamiento" (2014) y "Pensar para aprender" (2019), los cuales recomiendo, establece que para que el alumnado realice un pensamiento eficaz debe realizar, entre otros pasos, un ejercicio constante de metacognición, término que se refiere a ser capaces de pensar sobre el propio pensamiento. De hecho en sus textos habla de la escalera de metacognición como un instrumento útil a realizar en las aulas con los niños y niñas.

Cuando leí estos libros, una de las cosas que más me dio por pensar es si los tiempos de trabajo que nos marcamos en las aulas están adaptados a los ritmos de nuestros alumnos, a lo que necesitan, a lo que demandan, si estos tiempos facilitaban que los aprendizajes que realizaban los alumnos fueran significativos, funcionales y atractivos para ellos.

Me da la impresión que vivimos sujetos a las exigencias de un currículo y de unos materiales (libros de texto sobre todo), que no nos dejan ver más allá. Realmente los niños, a lo largo de la jornada escolar, van pasando de asignatura a asignatura, devorando contenidos y creo que no se paran a pensar en diversas cuestiones:

  • ¿Qué hacemos?
  • ¿Por qué lo hacemos?
  • ¿Me va a ser útil lo que hacemos?
Creo que ejercitar esta manera de pensar, da un mayor significado al contenido, al material que abordamos, todo lo que hacemos en el aula debe tener un por qué, una finalidad que los alumnos deben entender y hacer suya.

Por ello, he adaptado a la práctica mi propia ESCALERA DEL PENSAMIENTO, cuando estoy en el aula con los alumnos y finalizo mi sesión, hacemos este ejercicio que ya es rutina. Les pregunto estas cinco cuestiones:
  1. ¿Qué has aprendido hoy?
  2. ¿Cómo lo has aprendido?
  3. ¿Para qué te ha servido?
  4. ¿Crees que te va a ser útil en otras situaciones o circunstancias?
  5. ¿Cómo te has sentido?
A diferencia de Robert Swartz, he incluido también el componente emocional, creo que es básico tener en cuenta este aspecto y en otras entradas de nuestro blog lo abordaremos.

Espero que pongáis en práctica este instrumento, lo podemos hacer con todas las edades, es muy interesante leer los comentarios de los alumnos, os sorprenderá su visión, ya que en muchas ocasiones no coincidirá con la nuestra y nos servirá para empatizar mucho más con ellos, ajustarnos y acompañarnos, por que de eso se trata, ¿no?.

                                         


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