domingo, 28 de febrero de 2021

CONSEJOS VENDO QUE PARA MI NO TENGO...LA IMPORTANCIA DE DAR UN BUEN FEEDBACK



El otro día leí un artículo sobre un profesor de Toledo (España), que se hizo viral al poner ciertos comentarios en los exámenes de los alumnos. Os dejo el enlace de la noticia para que lo leáis:


Esta noticia me hizo pensar en la importancia del feedback que continuamente damos a nuestros alumnos, aspecto que es crucial y un gran potenciador de la capacidad de aprendizaje de nuestros niños y niñas.

La importancia del feedback en la educación es un hecho muy demostrado por diversas investigaciones, sólo hay que leer a autores como Stanislas Dehaene (neurocientífico cognitivo) o Héctor Ruíz Martín para comprobarlo. Pero ¿Qué queremos decir cuando hablamos de feedback?

Se trata de las opiniones, comentarios o correcciones que el profesor otorga a los alumnos al realizar éstos alguna actividad propuesta en el aula o en otro contexto. Normalmente, este feedback siempre se ha entendido como necesario una vez finalizada la tarea, pero esto no es así, el feedback debe estar presente en todo momento, desde que se inicia la actividad hasta que finaliza, incluso en el aula debemos procurar una estructura y una organización de tal manera que no sólo sea el maestro el que acompañe al alumno, sino que sean los mismos alumnos los que se acompañen entre sí. 

El feedback que se pueden dar entre los niños es muy potente, ya que se da en un mismo lenguaje y desde una posición de igualdad que le confiere una fuerza mayor.

Siguiendo el ejemplo expresado en algunas de las lecturas de los autores antes mencionados, un buen feedback debe funcionar como un GPS, nos debe facilitar información acerca de:
  • Dónde nos encontramos (importancia de los conocimientos previos, qué sabe el alumno).
  • Dónde queremos llegar (objetivo de aprendizaje, establecer una meta)
  • Cómo vamos a llegar (facilitar el proceso, acompañando al alumnado, facilitando el hecho de poder alcanzar los objetivos).
Por tanto, la función del maestro es la de acompañar y andamiar el proceso de aprendizaje de los niños desde el comienzo hasta que evaluamos lo aprendido, y es que SIN EVALUACIÓN NO HAY FEEDBACK Y SIN FEEDBACK NO HAY EVALUACIÓN.

La manera en la que tradicionalmente hemos enfocado la evaluación no repercute de manera positiva al proceso de aprendizaje de nuestros alumnos. El feedback que devolvemos a los niños en manera cuantitativa (a través de números), hace que los alumnos se etiqueten, que inconscientemente se establezcan unos límites que no los dejan progresar, y además, no ofrece una alternativa al error cometido, no garantiza que el objetivo de aprendizaje que nos habíamos propuesto se alcance.

Y es que el objetivo de todo maestro es que todo el alumnado alcance los objetivos establecidos, para ello el feedback y acompañamiento que pueda dar debe ajustarse a las necesidades de cada niño.

Las investigaciones hablan de los distintos beneficios que ofrecen las diferentes maneras que tenemos de corregir las pruebas. Siendo la más beneficiosa la valoración cualitativa, de esta manera se convence al alumno de todas sus destrezas y de la posibilidad de mejora y cómo hacerlo. Con ello además instauramos una mentalidad de crecimiento en el aula, término que ya trataremos en otras entradas de la autora Carol Dweck.

Curioso que la manera más perjudicial para el aprendizaje de los alumnos sea la que se ha hecho toda la vida, asignar una nota numérica. En este caso el feedback es escaso o nulo, por ejemplo en el caso del maestro del artículo combina la nota con el comentario, aquí hay una mejora, pero la idea es incluso obviar la nota numérica.

Por tanto:

  • Debemos acompañar y otorgar feedback en todas las fases de la actividad educativa.
  • Debemos evaluar muchas veces, se trata de trazar un hábito, dando importancia pedagógica al error, nos debemos asegurar que todos alcanzan los objetivos.
  • Valoración cualitativa, enfatizando fortalezas y haciendo visible el error, pero con la intención de superarlo y lo más importante, cómo superarlo.
Espero que os haya gustado, nos seguimos acompañando.

Un abrazo


 

domingo, 21 de febrero de 2021

AUTORREGULACIÓN EMOCIONAL

                                       


Muchos de vosotros habréis leído o escuchado la siguiente afirmación:

  • "Solo se aprende aquello que se ama"
Esta frase, que se atribuye al bueno de Francisco Mora (doctor en neurociencia y medicina), habla de la importancia de las emociones para el aprendizaje. Mi opinión, siguiendo también a autores como Begoña Ibarrola ya comentadas en otras entradas, va en esta sintonía, creo fervientemente en la importancia de las emociones, es más, creo que la emoción es el combustible que activa la motivación para hacer, para aprender, para ser.

Aunque considero que hay matices en esa expresión que conviene aclarar, reflexionamos: entonces si no hay emoción, ¿no aprendemos?. Pues creo que no, nuestro cerebro está permanentemente aprendiendo, de hecho, está concebido para ello. Lo que sí creo es que si al contenido a aprender asociamos una emoción de cierta intensidad pues la huella que nos deja es mayor y más significativa.

¿Todas las emociones son positivas para aprender?

Pues evidentemente no, las emociones intensas, ya sea de mucha alegría o euforia, o de miedo y angustia, dificultan el proceso de aprendizaje de nuestros niños. 

Como maestros muchas veces nos convencen y nos convencemos de la importancia de gamificar el aprendizaje, esto es, promover el juego como vehículo de aprendizaje en el aula. Todos sabemos que los niños aprender jugando, pero si en nuestras actividades prima el juego sobre el contenido a aprender, el niño recordará y evocará lo bien que lo ha pasado en la clase, pero apenas será relevante lo que se ha trabajado en ella, el objetivo de la misma. En este caso hemos podido provocar emociones muy intensas, los niños han salido eufóricos de la clase, se lo han pasado genial, pero puede que el valor del aprendizaje realizado haya sido muy bajo.

Más claro es el caso de emociones tales como el miedo, ante este estado, cualquiera reconoce que no es un momento óptimo para aprender y memorizar algo de manera significativa.

Evidentemente los maestros no son en su mayoría psicólogos, pero si que deben tener en cuenta cómo funciona el cerebro de los niños y el suyo propio. Ya que si anticipamos y aseguramos unas condiciones y contextos favorables en los niños, su proceso, su camino hacia el aprendizaje será mucho más positivo y determinante para su desarrollo.

Uno de estos aspectos a tener en cuenta es el de la AUTORREGULACIÓN EMOCIONAL. Todos, adultos y niños, llegamos con un bagaje emocional a nuestras aulas, a nuestros lugares de trabajo o a nuestros hogares con nuestras familias. Todos tenemos una serie de creencias, que van a determinar en muchos casos cómo vamos a enfrentar los retos que nos plantea la vida.

Siguiendo a Héctor Ruiz Martin ("¿Cómo aprendemos?"), las estrategias de regulación emocional pueden diferenciarse por el momento en que se aplican, esto es, antes del episodio que se prevé intensamente emocional (como ante un examen o exposición, por ejemplo) o durante el episodio. La ciencia nos dice que las estrategias anticipatorias son más efectivas que las estrategias que tratan de controlar la reacción emocional una vez ya se ha producido el episodio en cuestión (Gross y John, 2003).

Vamos a distinguir tres tipos de estrategias que como docentes debemos tener en cuenta para favorecer la autorregulación emocional de nuestros alumnos:

  1. Estrategias dirigidas a modular la atención: ante esta estrategia lo que se trata es evitar pensar en aquello que me está generando esa emoción inadecuada. Para ello algo positivo será centrar nuestra atención en otras cosas. Este proceso es complicado por que controlar los procesos atencionales es muy dificil, ya que muchos de ellos son inconscientes e involuntarios. Por ello, otra estrategia consiste precisamente en lo contrario, centrar el foco en aquello que me está generando una distorsión, y ser capaces de describir oralmente o por escrito las emociones que me suscita. Una vez realizado este paso lo siguiente sería una reevaluación cognitiva como veremos más adelante.
  2. Estrategias dirigidas a modular nuestras expresiones corporales: está claro que las emociones reproducen una serie de patrones corporales muy claros, por ejemplo la angustia o el miedo puede hacer que nuestra respiración y ritmo cardiaco se aceleren, o que nos duela la cabeza y otras partes del cuerpo. En este caso, si tras el episodio emocional somos capaces de controlar las reacciones de nuestro cuerpo, podremos reducir la intensidad de la emoción generada. Ante este caso una herramienta muy útil es la práctica de controlar la respiración. Os dejo un enlace de cómo llevar a cabo la técnica de relajación de Jacobson, muy extendida en psicología y que yo personalmente la he practicado tanto con niños como personas mayores.
  3. Estrategias dirigidas a modular la evaluación cognitiva de la situación: normalmente el      estudiante realiza una valoración cognitiva, de manera inconsciente y automática, por la cual      estima el valor de la tarea que ha de realizar y las posibilidades que tiene de superarla. Desde      luego que si creemos que no somos capaces de realizar un reto o actividad que se nos plantea, la emoción idónea que se tiene que despertar para poner en marcha el circuito motivacional y por    ende el proceso de aprendizaje no se va a despertar, al contrario, la tendencia será evitar el          fracaso y por tanto abandonar el reto. Esto es lo que ocurre en muchos de los niños, sobre todo con aquellos que tienen dificultades en su proceso de aprendizaje. La reevaluación cognitiva lo que pretende es modificar la interpretación que el alumno hace de la situación. Debemos actuar sobre el valor y las expectativas del alumno. Por eso también es importante como docentes,        conocer qué saben nuestros alumnos, para así ajustar retos y metas de aprendizaje que sean          abordables por ellos. DEBEN SENTIR QUE PUEDEN HACERLO.

Debemos pues, proporcionar entornos de aprendizaje que faciliten la regulación emocional de nuestros alumnos cuando se enfrentan a las tareas escolares y los retos académicos, lo que los ayudará a ser mejores estudiantes. Enseñarles a:

  • Atribuir de manera adecuada sus éxitos y fracasos.
  • Proporcionar un valor de aprendizaje al error.
  • Proporcionar a los niños un respaldo, un apoyo en su proceso de aprendizaje, acompañándolos, eso sí, siendo consistentes y exigentes alrededor de un marco normativo bien establecido.
Espero que os haya gustado, como veis el mundo de las emociones, el cerebro y el aprendizaje es apasionante. 

Un abrazo.






sábado, 13 de febrero de 2021

CONECTAMOS PARA APRENDER

 





Cuando decimos en muchas ocasiones que el alumno debe ser protagonista de su propio proceso de aprendizaje, nos quedamos en la aplicación de determinadas técnicas o procedimientos, enmarcados en algunas de la metodologías "de moda" que todos sabemos o hemos escuchado en más de una ocasión.

Para mí, considerar al alumno en el centro del proceso, conlleva tenerle presente desde el primer momento, incluso antes de pisar el aula correspondiente. Un aspecto muy importante que debemos trabajar con los niños es el descubrimiento de lo que saben, valorar y medir cuál es el bagaje con el que se enfrentan al contenido que queremos impartir en el aula.

Todos hemos sufrido clases "magistrales" donde el alumno es un mero oyente, un sujeto pasivo, el cual recibe información que en muchos casos no es relevante ni significativa para él. En mi etapa como alumno me he encontrado en muchas ocasiones con clases en las que se me ha dado una cantidad ingente de información, la cual desconocía y que me era muy complicado retener.

Con los años te das cuenta que las dificultades para retener esa información es en parte por la falta de conexión con los conocimientos previos que poseemos.

Héctor Ruíz Martin en su libro "¿Cómo aprendemos? Una aproximación científica al aprendizaje y a la enseñanza"(2020), nos ofrece una gran visión de cómo es de importante conocer los conocimientos previos de los alumnos para abordar cualquier tipo de aprendizaje. Una frase de su libro que me encanta es:

"CUANTO MÁS SABEMOS MÁS APRENDEMOS"

Si analizamos esta cita, vemos como el proceso de aprendizaje se basa en gran parte, en conectar lo que ya sabemos (bagaje personal) con lo que pretendemos saber, cuánto más y mejor conectemos el nuevo contenido con lo que el alumno ya sabe, el aprendizaje será más significativo y de mayor calidad, y por tanto nos será mucho más fácil recordarlo. 

En el libro se nos propone un juego para valorar todo esto que estamos comentando, pongámonos en situación. 

Te pido que a continuación leas una sola vez la siguiente lista de ciudades y que después cierra los ojos y trata de recordar tantas como puedas, sin importar en qué orden. 

París, Roma, Berlín, Londres, Madrid, Ámsterdam, Bruselas 

Ahora te pido que hagas lo mismo con estas otras ciudades:

Honiara, Yamusukro, Naipyidó, Vientián, Lilongüe, Melekeok, Bloemfontein

Los conocimientos previos que tenemos sobre las primeras ciudades nos van a permitir recordarlas mucho mejor que las segundas. ¿Ha sido así?

Bueno, a continuación quiero mostraros dos instrumentos que nos van a ayudar en el aula a poner de relieve esos conocimientos previos de los alumnos, se trata de dos rutinas de pensamiento:

  • VEO, PIENSO, ME PREGUNTO Y SIENTO
  • 3-2-1 PUENTE

Ya dijimos en otra entrada que Robert Swartz en su libro "Aprendizaje basado en el pensamiento" (2014), comentaba que para que hubiera un pensamiento eficaz en el aula debíamos trabajar cuatro aspectos:

  1. Hábitos de la mente.
  2. Rutinas de pensamiento
  3. Destrezas de pensamiento
  4. Metacognición
Pues vamos a trabajar con las rutinas de pensamiento aspectos que van a dar absoluto protagonismo al alumno, que nos va a hacer visible lo que piensan y todo ello de manera sencilla y aplicable a cualquier etapa.

Rutina VEO-PIENSO-ME PREGUNTO-SIENTO


Os encontrareis está rutina en muchas ocasiones con sólo los tres primeros pasos, yo le añado un paso más SIENTO, dando así también un espacio a la toma de conciencia y expresión de las emociones por parte de los niños.

La rutina es muy sencilla, planteamos a los alumnos normalmente una imagen, les pedimos primero de manera individual que vean y describan lo que están observando. Este paso se hará de manera objetiva, sin hacer ningún tipo de interpretación. Estamos es la fase de VEO.

A continuación, les pedimos que piensen acerca de la imagen, ahora si que han de hacer interpretaciones de lo que ven, estamos ante la fase de PIENSO.

En la tercera parte, algo muy importante a inculcar en los niños es el hecho de que se cuestionen todo, que se pregunten, en el caso de la rutina, una vez observada e interpretada la imagen, deben surgirnos preguntas acerca de lo visto. Estas cuestiones van a ser muy importantes para el maestro para poder estructurar la unidad temática prevista o el proyecto a realizar.

Esta rutina se puede hacer en cualquier etapa, evidentemente con los más pequeños debe ser realizada de manera oral y el maestro anotará todas las ocurrencias de los niños.

Rutina 3-2-1 PUENTE


Rutina de aplicación sencilla, en cualquier etapa, en ella se establece un puente entre lo que el alumno sabe y lo que termina aprendiendo tras el proceso de enseñanza.


En un primer momento se presenta a los alumnos la temática que vamos a trabajar en aula los siguientes días. Se les pide tres acciones:

  • Que piensen tres cosas que ellos creen que saben acerca del contenido presentado.
  • Que hagan dos preguntas acerca de lo que vamos a trabajar.
  • Que dibujen la idea o contenido, cómo la representarían ellos con un dibujo, metáfora..
La idea es que al finalizar el tema, volvamos a realizar la rutina, de esta manera el alumno tendrá un buen feedback de lo que sabía antes y lo que ha adquirido tras el proceso de aprendizaje.

Bueno, espero que os haya gustado la temática de hoy, seguimos acompañándonos.

Un abrazo





sábado, 6 de febrero de 2021

EL CORAZÓN MANDA...¿O NO?

 Son varios los autores que he tenido la suerte de leer en los últimos años dentro del ámbito de la investigación y la educación, en muchos de ellos el conflicto entre el cerebro y el corazón (las emociones), es bastante usual.

Mar Romera, Jesús Guillén o Francisco Mora ya mencionan la gran importancia que tienen las emociones en el quehacer de nuestro cerebro y por tanto, lo determinantes que son para la enseñanza y el aprendizaje de nuestros niños y niñas.

Esta entrada en el blog viene inspirada a partir de mi última lectura "Aprendizaje emocionante" (2014) de Begoña Ibarrola. Psicóloga y musicoterapeuta, Begoña nos habla de la importancia de las emociones en el aprendizaje de los alumnos, de lo determinantes que son, tal y como hace a lo largo de su libro, utilizando el símil de la música, las emociones son el motor, la energía que va a alimentar a toda nuestra orquesta, sin ellas desde luego nuestro concierto dejará mucho que desear.


Estas lecturas me hicieron pensar en mis niños y niñas del colegio, en mis compañeros maestros e incluso en las familias con las que tengo en gusto de trabajar y compartir día a día. 
Como orientador en muchas ocasiones me llueven muchas preguntas y cuestiones a diario:

  • Javier, ¿Qué hacemos con este niño?, no trabaja, no se relaciona, interrumpe...
  • Mi hija no hace las tareas, no estudia, me contesta, está siempre emfadada...
  • Mira ese compañero, no habla con nadie, va a su bola...
En muchas ocasiones tendemos a simplificar todo y a buscar soluciones complejas a problemas que son relativamente sencillos. Pero para ello debemos cambiar nuestra mirada, decía en otra entrada, que el maestro debía mirar con ojos de niños y escuchar con oreja de niño, en fin, EMPATIZAR. 

Sabemos por las investigaciones que emociones y sentimientos como la ansiedad, el estrés, la tristeza, el enfado, la desolación, la ira..., hace que nuestra parte cognitiva, nuestro cerebro pensante no funcione de manera adecuada, no procesaremos bien la información que nos llega y no podremos contestar y adaptarnos correctamente al contexto en el que nos hayamos. Esto ocurre con muchos de nuestros alumnos, en cualquier etapa. 

Como docentes o no, debemos preocuparnos en primer lugar por cómo estoy yo, cómo me encuentro a nivel emocional, si estoy tranquilo, relajado, motivado para realizar mi trabajo. Debemos tener claro que si nosotros no estamos bien, nuestras interacciones no serán adecuadas y eso afectará a nuestra relación con los demás.

En segundo lugar, debemos procurar enfatizar y hacer visible no solo el pensamiento de nuestros niños, sino también cómo se sienten, que emociones tienen, que las sepan identificar, que les pongan nombre y que no tengan miedo a expresarlas en un contexto de seguridad y confianza. Por tanto una buena inteligencia emocional en el aula es primordial para luego trabajar otros aspectos más cognitivos.

PARA ENSEÑAR A PENSAR, PRIMERO DEBEMOS ENSEÑAN A SENTIR.

Os dejaré un instrumento que me encanta pasar en las diferentes aulas, una especie de sociograma, pero algo adaptado a todo lo que aquí venimos hablando, me gusta saber qué sienten mis alumnos, por que de esa manera creo que les podré acompañar mucho mejor. 

Dice la letra de la canción "Volar" de Macaco:

"Que cambien las estaciones que cambie el plan
Pero que nunca cambie la meta de juntos volar"

Pues de eso se trata, de volar juntos, de acompañarnos y de adaptarnos a las circunstancias que la vida nos plantea, en fin, volar. 

¿PODEMOS RETRASAR EL ENVEJECIMIENTO DE NUESTRO CEREBRO?

  Llevaba un tiempo queriendo leer un libro de mi admirado Francisco Mora (doctor en medicina y neurociencia) llamado "¿Se puede retras...